Triunfo en el Masters, fin de la sequía y gloria en el horizonte para Woods
Tiger Woods terminó el domingo con una sequía de 11 años al conseguir con el Masters de Augusta su decimoquinto título de Grand Slam.
Los aplausos y la emoción tras su victoria apenas habían cejado cuando Woods ya estaba respondiendo preguntas al respecto.
"Aún no he pensado en ello. Estoy seguro de que probablemente piense en ello a partir de ahora. Puede (que lo consiga). Puede que no. Ahora mismo simplemente estoy disfrutando de este decimoquinto", dijo.
Nicklaus, sin embargo, piensa que su récord vuelve a estar en peligro, destacando que dos de los "majors" que quedan por disputar esta temporada -el Abierto de Estados Unidos y el PGA Championship- se disputarán en campos en los que Woods ya ha ganado.
"Pensé durante mucho tiempo que volvería a ganar. Los dos próximos 'majors' serán en Bethpage, donde ya ha ganado, y en Pebble Beach, donde también lo ha hecho. Así que me tiene temblando", señaló a Golf Channel.
El estadounidense Brooks Koepka, con tres títulos de Grand Slam en su palmarés y que terminó a un golpe de Woods el domingo, también considera que el récord de Nicklaus puede estar amenazado.
"En mi opinión, los 18 están mucho más cerca de lo que la gente piensa. Diría que eso es lo que probablemente todos los aficionados y los demás estamos pensando: (Tiger) ha vuelto y los 18 no están tan lejos", valoró.
Hace poco más de una década, se daba por hecho que Woods se convertiría en el golfista más condecorado de todos los tiempos.
Desde su primer Masters en 1997 hasta su victoria en el Abierto de Estados Unidos en 2008, El Tigre rugía imparable hacia el récord absoluto de su deporte.
Pero una serie de escándalos y graves lesiones lo apartaron del primer plano golfístico hasta su regreso definitivo en 2018.
- Una vuelta inesperada -
La campaña pasada, Woods fue recuperando paulatinamente su nivel, llegando a competir por el Abierto Británico y el PGA Championship antes de sumar su primer trofeo en septiembre en el Tour Championship.
El remozado calendario podría jugar ahora a su favor, con el PGA Championship en Farmingdale, en Nueva York, como próxima gran prueba del 16 al 19 de mayo.
Y Tiger ya sabe lo que es imponerse en Bethpage, donde ganó en 2002, antesala de su victoria en el Masters de ese año.
Las dudas alrededor de Woods giraban en torno a dos circunstancias: el gran número de jugadores jóvenes, fuertes y talentosos, y la gran carga que los "majors" ponen encima de su mermado y a menudo lesionado cuerpo.
"Muchos de los jugadores se están entrenando. Se están volviendo más grandes, fuertes, rápidos y atléticos. Se están recuperando mejor, golpean la bola a gran distancia y un poco de eso se puede atribuir posiblemente a lo que yo he logrado. Cuando me hice profesional, era el único en el gimnasio a excepción de Vijay (Singh)", relató Woods.
- Ha llegado para quedarse -
Pero Woods ya no puede realizar largas tandas de entrenamiento ni en el gimnasio.
Después de varias lesiones en sus rodillas y de cuatro cirugías en su espalda, ya no puede hacer el ejercicio que antes disfrutaba.
Ahora, se centra en un entrenamiento más inteligente, priorizando una buena alimentación, terapia física y recuperación, que está alargando las carreras de otros deportistas.
"Odio tener que darme esos baños llenos de hielo pero forman parte del trato", aseguró quien se levantó a las 4 de la mañana el domingo para calentar y estar listo para su salida a las 9H20 en la ronda final de Augusta.
"Hace años no creo que mucha gente creyera que Tiger ganaría otro 'major'. Por lo que he visto hoy, obviamente no creo que de momento se vaya a ir a ningún lado", sentenció Tony Finau, que jugó junto a Woods y el italiano Francesco Molinari en la última jornada.