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El periodismo libre es consustancial a la democracia: Enrique Santos

"El país que me tocó", título del libro que recoge la historia de Colombia y el periodismo colombiano a través de uno de sus protagonistas, Enrique Santos Calderón.

En diálogo con La W Radio, Enrique Santos Calderón habló del lanzamiento de su nuevo libro, "El país me me tocó", escrito que recoge sus vivencias en el periodismo y la historia de Colombia y el mundo vividas durante el ejercicio de su oficio periodístico.

Un ameno diálogo que recoge anécdotas de su paso por la revista "Alternativa", su papel en el diario "El Tiempo", su columna "contraescape" , y su roll en el reciente proceso de paz con las Farc.

Simpatizante de los movimientos de izquierda, a sus 72 años, Santos Calderón hace un recorrido por las recientes 6 décadas, un recuento de su vida, que a su vez es la historia del periodismo contemporáneo.

Miembro de una familia histórica para el periodismo en Colombia, narra sus inicios en el oficio; su llegada al Tiempo en Mayo del 64, en simultánea con Daniel Samper Ospina y contemporáneo de Luis Carlos Galán Sarmiento. Su temprano interés por los temas internacionales, que ponían su mirada fuera de la geografía nacional para tener referentes políticos mundiales, aplicables en sus inquitudes políticas locales, lo llevaron a despertar afinidad en los pensamientos liberales de izquierda.

 “El internet ha frivolizado el periodismo, le ha restado credibilidad, creo que me retiré a tiempo”

Crítico de algunos métodos del periodismo actual, Santos Calderón habló de la fundación, a medidos de los años 70, y en compañía de otros intelectuales de la época, de la revista Alternativa, esceanrio, que al igual que su columna "contraescape", sirvió de tribuna opositora al frente nacional.

Sobre sus compañeros en Alternativa, recuerda como a Gabo (García Márquez), al comienzo no le gustaba la revista, "tenía una relación ambivalente con ella", y las razones, por las que muchas veces el referente internacional en torno al Nobel, los llevaron a moderar sus posturas.

Recuerda como en 1980, tuvo que cerrar las revista por problemas financieros, y como esto marcó su regreso a El Tiempo. "Fue un tránsito lento, pero no traumático", asegura, recordando que le ofrecieron la corresponsalía en Europa, en momentos en que el contexto internacional, marcado por el declive soviético y el incipiente socialismo de Gonzalez en España marcaban la agenda internacional.

En el 83 regresó a Colombia como editor dominical, y tiempo después llegó a ser codirector al lado de Rafael Santos. 

En los 90, dice que le desconcertó el asesinato de Álvaro Gómez Hurtado, de quien afirma que "haber heredado la imagen de su padre, lo condenó en todos sus intentos de ser presidente".

También recordó de esa década el episodio del proceso 8000. Afirma haber sido de los primeros periodistas en recibir los llamados "Narcocasettes", y narró los detalles de una cena, previo a las elecciones, en que se reunió con algunas figuras políticas del momento, incluido Fernando Botero, y reprodujo la cinta. Un episodio que dividió las opiniones de El Tiempo; mientras unos veían en la salida de Samper la solución, otros calificaban el hecho como un complot impulsado por entes de inteligencia norteamericanos. 

Del periodo presidencial de Uribe, habló en paralelo con el de tema de la venta de El Tiempo al grupo español Planeta. 

“A mí me hubiera gustado más que hubiera sido El País”, dice, a la vez que destaca mayor cercanía ideológica, y lamenta que la oferta económica hubiese sido más tentativa en el caso del grupo que finalmente se quedó con el negocio.

Comenta como las diferencias en torno al tema de la segunda reelección de Uribe se convirtieron en factor de ruptura en un modelo de dirección bicéfala implantado desde la llegada de los españoles. 

"Ellos tenían una cláusula que hablaba de no inmiscuirse en los temas editoriales del periódico, pero ellos violaron la cláusula", dice al referirse al interés de Planeta por un nuevo periodo de Uribe, fundamentado en querar acceder a la licitación del "tercer canal". 

“A mi modo de ver, José Obdulio envenenó a los de Planeta porque los de El Tiempo estábamos en contra de la segunda reeleción de Uribe ”, afirma recordando el episodio, y mencionando que el ex asesor de presidencia, y actual senador tenía una particular cercanía con el grupo Planeta. 

En los diferendos con Planeta, Santos Calderón también menciona el cierre de la revista Cambio, dice que pese a que los españoles afirmaban problemas económicos y baja rentabilidaddel producto editorial, lo que sucedía realmente era que estaban incomodos con el periodismo de denuncia que allí se ejecutaba. No obstante señala como casualidad que el último número de la revista hubiese hecho alusión al acaso de Agro Ingreso Seguro. 

 “La clausura de Cambio fue lo que precipitó mi salida”, dijo.

Santos Calderón también hizo referencia a la reciente participación política de dos de su familiares.

El primer episodio, la designación de Francisco Santos como formula vicepresidencial de Álvaro Uribe. Episodio que narra fue mal recibido por los familiares del hoy emabajador en EE.UU., y en el cual intentó hacer uso de sus "buenos oficios" para intentar fuera reconsiderado por el entonces candidato; esto pese a que Francisco Santos si estaba feliz con la propuesta. 

Recuerda que para aquel entonces Francisco Santos era una pieza atractiva por su imagen de ex secuestrado, fundador de la funcacón País Libre, y quien lideraba masivas movilizaciones en contra de las FARC.

 El segundo episodio, la presidencia de su hermano Juan Manuel Santos, periodo marcado por el proceso de paz que hoy tiene a las Farc participando sin armas de la vida política del país. 

Sobre la llegada de Juan Manuel Santos a la presidencia confiesa que para ese momento estaban alejados, "incluso no voté la primera vuelta”, dijo, a la vez que niega haber sido él quien sugirió al expresidente adelantar los diálogos con las FARC: “En las inquietudes de la paz fui yo quien lo metió, en el proceso fue él quien me metió a mi”.

Lo anterior a la vez sirvió para rememorar su cercanía a su hermano durante el proceso del faliido plebiscito de refrendación de los acuerdos en Octubre de 2017. “Fue una tarde inolvidable por la traumática y sorpresiva, nadie esperaba que se fuera a perder, era un ambiente funerario. Juan Manuel se encerró en su oficina como 20 minutos”, comentó a la vez que afirma que gracias a la prudencia de los allí presentes, nunca trascendió a la prensa que el ex presidente pensó en renunciar a su cargo tras la derrota en las urnas. 

 

 

  

 

 

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