Le Monde revive escándalo de sacerdotes acusados de pederastia en Medellín
Tras un mes de la publicación, no ha habido acción judicial por parte de las autoridades civiles.
El diario francés retoma la investigación de La W “Dejad que los niños vengan a mí”, publicada el 21 de marzo de 2018 y que evidencia cómo los dos últimos arzobispos de Medellín protegieron y encubrieron a numerosos sacerdotes acusados de pederastia y abuso de menores. El artículo titulado “En Colombia, la Iglesia oculta los escándalos de pederastia” cuenta cómo la opinión pública y las denuncias “hicieron poco ruido” en Colombia, a pesar de la gravedad de los hechos.
Dice Le Monde que una treintena de personas se encadenaron en las puertas de Caracol Radio y muchísimas otras inundaron las redes sociales de insultos, no contra los pederastas y abusadores de menores, sino contra el periodista que lideró la investigación, Juan Pablo Barrientos, quien sigue investigando otros casos en Medellín y decenas de denuncias que llegaron de todo el país tras la publicación del informe.
Recoge la rotativa la historia del padre Mario Castrillón, quien abusó de dos menores de 14 años y fue condenado a 100 meses de prisión, lo cuales pagó, en su mayoría, en Casa Cural por Cárcel, en la parroquia El Sagrario de Medellín. A pesar de la condena en cuatro instancias y el pedido de cárcel por parte de la Fiscalía y la Procuraduría, el Derecho Canónico lo absolvió y una vez salió de la cárcel fue nombrado capellán de la Clínica El Rosario en El Poblado y colaborador de San Juan Apóstol, al frente del Centro Comercial El Tesoro. El presbítero pagó su condena, pero sigue ejerciendo su sacerdocio.
También resume la historia del padre Roberto Cadavid, quien pasó de parroquia en parroquia abusando de niños, con el conocimiento de sus superiores. A pesar de sendas acusaciones, el arzobispo de Medellín, monseñor Ricardo Tobón, lo protegió y lo encubrió dándole permiso y recomendándolo para trabajar en la Diócesis de Brooklyn. En una entrevista para la investigación, el arzobispo niega saber que el sacerdote estaba en Estados Unidos, pero la diócesis neoyorquina mostró las cartas de permiso y recomendación que el alto prelado le dio al sacerdote, a sabiendas de que ya estaba suspendido de la Iglesia por pederastia. El diario El Tiempo, en una investigación, mostró los cheques con los que Cadavid acallaba a sus víctimas. Una de ellas dice haber recibido 88 millones de pesos.
Aunque la Arquidiócesis niega tajantemente haber conciliado con supuestas víctimas, la investigación de La W y el artículo de El Tiempo demuestran lo contrario. En al menos cuatro casos de los denunciados, se habrían presentado conciliaciones entre los sacerdotes y sus denunciantes para evitar el proceso penal.
Recuerda también el artículo el caso de los cuatro niños abusados por el padre William Mazo en Cali. Este sacerdote ya fue condenado a 33 años de prisión, pero la familia de las víctimas reclama reparación económica. Para defenderse, dice Le Monde, citando al abogado Elmer Montaña, “el arzobispo de Cali evoca la culpabilidad de los padres que han demostrado una conducta descuidada al no proteger a sus hijos y haberles inculcado mala educación y malos hábitos”.
Termina el artículo diciendo que “según los obispos colombianos, no le corresponde a la Iglesia denunciar los casos de pederastia sino a las víctimas”. Lo cierto es que los casos denunciados solo uno ha terminado en condena por la Corte Suprema pero absuelto por el Derecho Canónico; otro fue archivado por la Fiscalía General de la Nación, pero condenado por el Derecho Canónico y otro está en sus etapas iniciales en la Fiscalía. Existe también una denuncia que fue archivada por la Fiscalía en 2013 porque la víctima se retractó. Sin embargo, esta persona ahora alega que lo hizo porque no tuvo abogado en su momento y fue advertido por la Fiscal de “poder terminar en la cárcel” si la denuncia del sacerdote prosperaba.